jueves, 13 de diciembre de 2012

mi rei-no

hidalgo de panza ancha
y coraz
ón partido, que vagas
jurando hebreo un camino 
de paisaje desolado

y yerras de templo en templo
libando una f
e
torcida
que destila manda-mientos



con tu biblia en la derecha
y un rosario en la izquierda
como escudo de armas
en esta lucha de gigantes...


oh mi rei-no!
hijo de marias,
qui
én te vió nacer puro
en bel
én pulcro
y yaces ahora gimiendo
colgado en campanarios
con espinas de rosa prensadas
sobre tu calvario

t
ú, que hazañas de lázaros
gestas a diestro y siniestro, di m
ás!
que hoy callas durezas sepultadas
bajo la piel de tus manos...

oh mi rei-no! 

hijo de reyes que perdiste tu corona
de oro y ahora
doblas tus rodillas
al dolor de unas espinas coronadas
por ser franco...


convertido en culto paga-no
de la diosa crisis, tras su cita
con la muerte rescatado
de sepulcro bajo un m
ástil
que ya no divisa sol alguno
y s
ólo carga la deuda
de un pueblo ignorante



oh mi rei-no!
que del hambre lloras lágrimas
como panes que multiplicas
a pares, y pides limosma
pobre t
ú, en tu viejo banco de la esquina
resignado, mendigando como puta
unas monedas que como agua de mayo
caen con cuentagotas y de milagro
yergan, para habitar tu sed en un cartón
                                                de vino...

que andas pez
y sufres de naufragios
en este diluvio universal
de co-h-omicidios involuntarios
y almenas rotas
que ondean banderas
de azufre y sangre

oh mi rei-no!
clavado al asta de una bestia
por el costado, que derrama oles
de prestiges, 
cubatas y cemento

un asta que ajusta las clavijas
que estrangulan unas cuerdas
que rezuman suspiros hondos...



huérfano, que gastó sus huellas
de identidad hace mucho m
ás de
una guerra, 2 partidos y 3 telediarios
y con arbitrio impuesto

busca el rastro de su paso 
último
por la tarjeta de credito...


oh mi rei-no!
bipolar diagnosticado,
tu cuerpo llenas de rios azul cielo
que a la noche se evaporan en lloros
que secas a ostias y mas vino

mientras suplicas a la roja luna
en las orillas del ebrio,
que acabe este infernal castigo divino...