lunes, 20 de junio de 2016


pálida escultura de porcelana
tejida bajo la noche oscura
de un corazón puro,
a la sombra del destello 
del caolín de la luna...

madre natura salvaje, contenida
en aúreas parábolas henchidas
que recorres desbocada
rebosando una perfecta belleza...

¡déjame recorrerme en la locura de tus curvas!
desgarrar el himen de nuestros pudores
mojarme en tus sedientos labios húmedos
en la fuente de tu insultante juventud,
de tu infinita pureza...

déjame abrazarte
hasta que lloren las durezas de mis manos
mientras los demonios pastan
en praderas de girasoles tiernos...


¡déjame besarte!
mientras arden las iglesias
y un negro corcel sujeta el sol
y una blanca yegua nos vela
por si se duerme la luna...